Los carmelitas descalzos fueron la quinta orden en establecerse en La Nueva España detrás de los Agustinos, Dominicos, Franciscanos y Jesuitas, sin embargo debido a que se trataba de una orden mendincante, que vivía de lo que les donaba la comunidad, resultaron muy trabajadores y cubrieron de huertos la zona hoy llamada San Ángel en la Ciudad de México.
El convento del Carmen, que formó parte del gobierno mexicano a partir de las Leyes de Reforma fue cárcel, patrimonio de la Secretaría de Educación Pública en la década de los veintes del Siglo XX, y quedó en custodia del Instituto Nacional de Antropología e Historia a partir de 1939.
Pero antes, durante la revolución, un grupo de saqueadores empezó a cavar para buscar tesoros, y lo que encontró fue momias, tanto de los frailes que ahí moraban, como de la propia población sanangelina.
Tiempo después no faltó quien pretendiera volver a dar a estos restos cristiana sepultura, pero la propia población local se opuso, considerando a estos restos parte de su patrimonio y tradiciones. La tierra seca impidió que la humedad favoreciera la proliferación de bacterias que descompusieran los cuerpos.
Así se conservaron naturalmente momificados estos cuerpos que forman parte de los atractivos menos conocidos de la Ciudad de México.
Los carmelitas descalzos, sin embargo, también fundaron otras tradiciones que hoy son comunes y se festejan en el sur de la capital, como lo son la feria de las flores, en julio y las posadas, en diciembre
El acueducto, junto al cual hay otra casa que sirve como escenario de algunas de las obras pictóricas más importantes de la Colonia |
Vista del área aledaña al Museo del Ex Convento del Carmen, que aún tiene servicios religiosos |