lunes, 12 de octubre de 2009

Bastardos sin Gloria, Inglourious Basterds


Estas fotografías se encuentran entre las menos difundidas entre las promocionales de Bastardos sin Gloria, la de la parte superior porque muestra a los villanos y no a los héroes, la de abajo porque reune a los principales integrantes del elenco en una imagen que jamás aparece en la película.



1-El suspenso
2.-La belleza de sus dos protagonistas femeninas y...
3.- La soberbia actuación de Christoph Waltz, en una película en la que también actúa Brad Pitt, son las tres virtudes que a nuestro juicio mejor definen este largometraje de Quentin Tarantino, de 153 minutos , que tal como sucedió con Kill Bill, y como ocurre en los mejores libros de aventuras, está dividida en capítulos.


Para eso sirven las ficciones, para mejorar la realidad, y a primera vista pareciera que al menos en el cine habremos de presenciar una revancha de la historia verdadera, en la que toca a los nazis ser las víctimas y a los judíos los victimarios...pero aún dentro del maniqueismo de los personajes de Tarantino las cosas no son tan simples.

Y como no son tan simples la expectación crece, el desenlace no será obvio, los feos no serán los únicos en morir, ni los bellos los héroes inmortales.

Entre tanto, Bastardos sin Gloria nos permitirá apreciar la actuación de un memorable villano, interpretado por Christoph Waltz, quien en su idioma natal, el alemán, pero también en francés, inglés e italiano, tiene algunos de los parlamentos más interesantes de la película, en uno de los cuales nos hace pensar en el porque detestamos a las ratas y amamos a las ardillas, si ambas especies pueden ser tan parecidas.

El hombre, y en este caso en particular las mujeres, y sus circunstancias: en Bastardos sin Gloria aparecerán kamizakes aunque no haya japoneses, o para decirlo de otra manera, fanáticos dispuestos a dar la vida, no por un código de honor o o un ideal religioso, sino por venganza o por justicia.

Tarantino coloca a personajes reales en condiciones ficticias. No exagera en el terror, ni en la violencia; en esa materia ninguna película de guerra puede superar a la guerra misma; solo la coloca en circunstancias diferentes a las históricas.

No es la espectacularidad de los combates, ni la presencia de Hitler y Churchill, entre los personajes, ni Mike Miers, el protagonista de Austin Powers, que aqui es un eficiente estratega británico, lo que hace de Bastardos sin Gloria una película memorable, pero si son elementos que contribuyen a que esta película, sobresaliente por el suspenso, sea una de las más interesantes en este 2009.

domingo, 11 de octubre de 2009

El Estudiante

No tiene violencia física ni verbal, tampoco sexo explícito y quizá no se equivoque el espectador si le parece que los diálogos son cursis y las actuaciones sobrecargadas, pese a lo cual la película el estudiante de Roberto Girault, funciona muy bien en su conjunto y la mejor prueba es que durante más de un mes ha sido acompañada por el público mexicano.

La cinta ha resultado inspiradora para muchos espectadores, quienes le han dedicado emocionados textos para promoverla en blogs y otros espacios de Internet abiertos a la opinión del público.


Jorge Lavat, Norma Lazareno y Jose Carlos Ruiz, todos ellos con una experiencia artística de más de 50 años, interactúan con una mayoría de jóvenes que no exceden los 25 años de edad y ese es uno de los elementos destacados de la película, pues en México se producen muy pocos argumentos que den trabajo a estrellas consagradas.

Daniel Martínez, quien ha logrado cierto reconocimiento por su papel de muchacho bueno en series de televisión como Una Familia con Angel, es prácticamente el único actor de mediana edad pues el resto son o muy maduros o principiantes.

Gaston Pablovich cuenta que tenía unos días de haber terminado la lectura de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, cuando se le ocurrió reflexionar como sería este personaje si viviera en México a principios del Siglo XXI.

Héctor Bonilla y Pedro Armendariz fueron otros actores en los que se pensó para hacer el papel protagónico, pero Eric del Castillo y Jorge Lavat fueron quienes más se acercaron al perfil que habían imaginado el escritor y el director, quedando finalmente en Lavat la oportunidad, lo cual le vino muy bien pues hacía décadas no participaba en cine.

A pesar del desprecio de muchos políticos mexicanos por el cine, lo que demuestran periódicamente tratando de cortarle presupuestos, con el estudiante (respetamos las minúsculas del cartel promocional) Roberto Girault y su productor demuestran que si hay público para el cine mexicano y además es negocio.

Las fotogénicas escaleras de la Universidad de Guanajuato son otro de los atractivos de la película, sobre todo si se toma en cuenta que la trama gira acerca de un estudiante septuagenario ya que no solo tendrá que enfrentarse a los retos de la brecha generacional, sino al reto físico de escalarlas para acudir a los cursos universitarios.

De el estudiante se puede decir que conlleva un mensaje de que no existen los sueños imposibles, aunque ese sería el lugar común. Más importante puede ser considerar que un grupo de jóvenes y adultos se propuso un proyecto de calidad y cuando lo logró fue muy eficientes en las relaciones públicas y la mercadotecnia para dar un primer impulso a la película.

Después el público la adoptó y a pesar de no contar con el apoyo de un productor reconocido o de una poderosa distribuidora de medios se ha convertido en una de las películas mexicanas más exitosas de la primera década del Siglo XXI







Siempre hay tiempo para reir, Funny People

Por Ramsés Ancira

Si la comedia tiene que ver con el ritmo y la duración de esta película se acerca a las dos horas y media, tal vez eso pueda ayudar a explicarnos porque es tan decepcionante, a pesar de que los actores y la trama parecen tan prometedores.

En la película figuran los actores de algunas de las series de comedia más exitosas en los Estados Unidos, pero si la gente no se sale del cine durante la primera hora, quizá sea porque los 58 pesos que vale ahora la entrada en algunos de los cines del Distrito Federal, hacen que duela más el dinero que el tiempo gastado en verla.

También puede ser que los chistes sobre el tamaño de los genitales no funcionen al ser leídos con subtítulos en español; pero las reseñas de espectadores en los Estados Unidos que han transcrito en la página de Internet Movies Database, también repiten la queja de que la broma se vuelve chocante y sin gracia.

Tal vez uno de los méritos de la cinta es mostrar como ni todo el dinero, ni todo el sexo o la celebridad pueden llenar de gracia la vida de un hombre que no conoce el amor, pero 146 minutos para dar ese discurso realmente resultan excesivos.

La película tiene buenas actuaciones, el tema de un hombre dedicado a hacer reír que sufre una enfermedad terminal no es malo, recuerda el tema de Garrick, el payaso más felíz de acuerdo al poema, que sufre de una tremenda melancolía; la actriz y los actores son buenos y de buena presencia, incluyendo a la niña Iris Apatow, hija del director Judd Apatow, cuya risa es franca y contagiosa. A pesar de todo la película en su conjunto es fallida.

En esta cartelera tenemos la costumbre de dedicar el espacio a productos recomendables, Siempre hay Tiempo para Reír es una excepción porque no nos gustó, pero quien sabe, tal vez alguien esté interesado y estas líneas le sean útiles.

Si asi no fuera y para que el tiempo que usted invirtió en esta lectura no sea totalmente desperdiciado, le transcribimos este poema con el mismo tema de la película, para que algo interesante le quede.

REÍR LLORANDO

Viendo a Garrick -actor de la Inglaterra-
el pueblo al aplaudirlo le decía:
“Eres el más gracioso de la tierra,
y más feliz…” y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.

-Viajad y os distraeréis.

-¡Tanto he viajado!
-Las lecturas buscad.

-¡Tanto he leído!
-Que os ame una mujer.

-¡Si soy amado!
-Un título adquirid.

-¡Noble he nacido!

-¿Pobre seréis quizá?

-Tengo riquezas.
-¿De lisonjas gustáis?

-¡Tantas escucho!
-¿Qué tenéis de familia?

-Mis tristezas.
-¿Vais a los cementerios?

-Mucho… mucho.

-De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
-Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.

Me deja -agrega el médico- perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
“Sólo viendo a Garrick podréis curaros”.
-¿A Garrik?

-Sí, a Garrick… La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
-¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; más… ¿qué os inquieta?
-Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrick!… Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.

Juan de Dios Peza






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