martes, 12 de junio de 2007

Emociones Encontradas


A ella la recordamos sobre todo como acompañante de nuestra infancia en la narración de muchos cuentos. A él por su trabajo como actor independiente, productor de la mejor película hasta el momento de los acontecimientos de 1968 y figura destacada en los elencos de Manolo Fábregas, particularmente como el sacerdote de El Diluvio que Viene. Sofía Alvarez y Héctor Bonilla, una pareja legendaria, ahora comparten créditos en Emociones Encontradas.



Encontrar a una pareja entrañable del teatro mexicano, en una obra justa para su edad y su mensaje es razón suficiente para acudir a la puesta en escena de Emociones Encontradas, sobre todo si la protagonizan Héctor Bonilla y Sofía Álvarez.

Hay muchas razones para estimar a esta pareja, una de ellas es que ambos fueron promotores del teatro en televisión, en una época en que se definían los valores y alternativas de la televisión pública en Canal 11.

Por esos mismos años Richard Baer, el autor de Emociones Encontradas, se desempeñaba como escritor de televisión: a él se deben algunos de los capítulos de La Familia Monster, pero sobre todo algunos de los más recordables de la serie Hechizada (Bewitched)

Con motivo del estreno en México de Emociones Encontradas (en un escenario que también es emblemático del teatro en México, el superviviente Manolo Fábregas del rumbo de San Cosme) Baer comentó a los periodistas lo atractivo que es el teatro, sobre todo porque los autores son consultados sobre la forma en que se realizan sus ideas.

Sin embargo en la biografía de Baer destaca mucho más la televisión, porque según el mismo dice, era la forma más rápida de cobrar por su trabajo.

Existen algunas ideas en Emociones Encontradas que aparentemente no se resuelven del todo bien en la puesta en escena del Fábregas. En la original se trata de dos matrimonios, los varones y una de las esposas son de origen judío, mientras que la otra, viuda, es gentil (no judía).

Cuando la decoradora, viuda, decide reiniciar su vida en otra parte, el mejor amigo de su finado esposo aparece. Esto le da la oportunidad a Bonilla (Germán) de caracterizar a un hombre de edad madura, completamente extraviado en las artes de la seducción.

Lo que no parece quedar muy claro en la adaptación de Susana Moscatel, es porque resulta tan difícil, para la viuda, reanudar su vida sentimental con un hombre de una cultura ancestral, tan ajena a la suya. Es aquí, en la parte trágica de la tragicomedia, donde el asunto no parece bien definido.

Por eso el contraste con la comedia es menos brillante, aunque la escena en que paulatinamente la pareja va perdiendo el control de si misma, hace valer toda la obra.

Hay un mensaje destacadamente hermoso en Emociones Encontradas y es que para llenarse emocionalmente, primero hay que tener el valor de vaciar la casa material y espiritual de todos los vestigios posibles del pasado.

La parte cómica de la tragicomedia se ve estupendamente complementada por dos sensacionales mudanceros (interpretados por Fernando Escalona y Juan Carlos Medellín) barbaján el primero e increíblemente profesional el segundo, quienes no sólo tienen un papel fundamental en la historia, sino que además, al funcionar también como tramoyistas, refuerzan ese mensaje: con más de 120 años en suma, dos personas tienen que aprender a vaciar la casa espiritual.

Una kathedra en un minuto

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