viernes, 18 de abril de 2014

Los lugares más felices de la Ciudad de México: Cineteca Nacional



Por Ramsés Ancira

Una medida para el "felizómetro" de la Ciudad de México puede ser la cantidad de besos que se dan las parejas en un área determinada. En los jardines de la Cineteca Nacional y en el foro de proyección al aire libre Gabriel Figueroa, estos se ven por docenas la tarde de cualquier día, aunque particularmente en primavera.

La gente que acude a la Cineteca Nacional puede no conocerse entre sí, pero comparte un espíritu en común que es el gusto por el arte, por la creatividad, por el descubrimiento, por lo inesperado, por la convicción de que hay un cine que va mucho más allá de Hollywood y por la seguridad de que los mexicanos, con sus bajos presupuestos en comparación con el dinero que se invierte en otros países, son tan buenos directores, guionistas e intérpretes como cualquiera en el mundo.

La Cineteca Nacional es el lugar al que acuden los famosos sin demasiado temor a ser acosados por los cazadores de autógrafos. Cuando nos encontramos a Elena Poniatowska, a Guillermo Murray o a Daniel Giménez Cacho, asiduos concurrentes, inclinamos la cabeza, les sonreímos, acaso los felicitamos por un trabajo reciente, a la distancia, rindiéndoles un homenaje, tratando de no molestarles,  como tampoco  quisiéramos ser molestados porque estamos ahí para lo mismo que ellos, para conocer otras manifestaciones del arte y la creatividad, para conocer lo inesperado, como puede ser el cine de Islandia o para conocer la propuesta de cineastas mexicanos que nos invitan a ver con atención la Calle López, la vida en un reclusorio femenino o la memoria de los mexicanos inmigrantes y emigrantes.

Gran parte de la felicidad que ofrece la Cineteca Nacional es porque los precios son inferiores a los de los complejos privados, con descuentos toda la semana para estudiantes y maestros de todas las edades, y una oferta constante de funciones gratuitas, ya sea por la presentación de algún libro, la visita de un director extranjero, o por los ciclos al aire libre del foro abierto Gabriel Figueroa (si se pone repelente para mosquitos nos va a agradecer el consejo).

Los usuarios de la Cineteca Nacional nos hemos quejado mucho de las obras de remodelación del 2012, que porque se filtra el agua, que porque en ciertas zonas el olor del drenaje es insoportable; pero, sobre todo por lo tarde que se planearon, como ocurre generalmente casa sexenio.

Pero, es imprescindible decirlo, la Cineteca Nacional es un lugar en el que nos sentimos como en casa, es el sitio donde nos reunimos con nuestros hermanos cinéfilos, donde encontramos a la gente más educada, la que va por un petate para acomodarse en el piso, no solamente para ver una película, para sentirse en contacto con la tierra, para besar a su pareja o hasta para calentarse con su cuerpo si la tarde refresca.

Los asistentes a la Cineteca sabemos mayoritariamente que es un área libre de humo de tabaco, incluso en los jardines, y lo respetamos. Es prácticamente por lo único que pueden amonestarnos los policías. Fuera de eso estamos en un lugar alivianado. Hubo un tiempo que sus instalaciones eran administradas por la Secretaría de Gobernación, entonces los lunes no había función, ahora prácticamente hay todos los días.
Atardecer de primavera desde el estacionamiento de la Cineteca Nacional
Hay una convención poco usual en otros lugares de México, el estacionamiento tiene un precio único después de las tres de la tarde, así que podemos ver una, dos o tres películas sin preocuparnos demasiado por el costo.

La Cineteca es un complejo cultural y recreativo,  no solo hay tres grandes salas, (1,2,3) tres pequeñas (4,5,6) y otras cuatro  medianas (7,8,9,10) sino cafeterías y heladerías con precios muy accesibles, así como tiendas gourmet operadas por empresas NACIONALES, y tiendas de libros, películas y juguetes inteligentes que nos van a permitir una vida más placentera.

De los muchos lugares felices de la Ciudad de México, este es el que visitamos con mayor frecuencia. ¿En que otro podemos conocer con tanta facilidad la producción de artistas italianos, alemanes, coreanos, tailandeses? ¿Dónde más vamos a podernos conectar con la cultura de Bélgica, Uruguay, Argentina o Indonesia? Esto es algo de lo que permite la Muestra Internacional de Cine, ahora dos veces al año, con propuestas tan extremas como el cine pornográfico con contenido argumental, como es el caso de La Vida de Adele o Ninphomaniac.

La Cineteca es el único lugar donde se aplaude al final de las películas o se abandona las sala sin complejos porque la pretensión intelectual de un director es insoportable. Es el sitio para ver la fotografía mas estética, el gore o las relaciones sexuales más candentes. El lugar de la tolerancia y del respeto por lo diferente.

Donde se reúne gente así, tiene que haber uno de los sitios más felices de la Ciudad de México.


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