Cuando se anuncia un rodeo en casi cualquier lugar de la República Mexicana es sinónimo de fiesta, en muchos municipios, por ejemplo del Estado de Morelos, la mayoría de los asistentes casi no encuentra ningún asiento libre y pasan varias horas de pie, sin más apoyo que unas cervezas, generalmente caras, o una bebida un poco más fuerte para pasar el rato. En cambio en la capital mexicana tenemos un lienzo charro cómodo, amplio y sumamente folclórico, de entrada libre, que tiene menos asistencia de la que merece.
El Rancho del Charro Javier Rojo Gómez se encuentra en el número 500 de la Avenida Constituyentes, un número un poco difícil de localizar por la amplitud del Panteón de Dolores, así que le recomendamos, si va en auto, hacerlo despacio y con las direccionales prendidas pues en el momento menos esperado encontrará el portón de acceso, justo antes del parque dedicado a Cri- Cri, en la tercera sección de Chapultepec.
Esta es la sede de la Copa Nacional de Charros, el máximo evento del único deporte netamente mexicano.
Desafortunadamente no hay una cartelera para confirmar si hay función, pero regularmente los domingos se presentan asociaciones de charros de Tlahuac, Huixquilucan o de la propia asociación nacional, alrededor del medio día de los domingos.
Es realmente un deporte único el de entrenar un caballo para que siga una línea recta hacia adelante o hacia atrás, o se acerque lo suficiente para que el jinete pueda derribar una res en fuga. Este es quizá el único deporte derivado de auténticas necesidades de faenas en el campo. La charrería es un deporte caro, razón por la cual muchos de sus practicantes son profesionistas destacados, particularmente abogados y médicos.
Esto, justo es también advertirlo, puede ir en detrimento del espectáculo ya que algunos participantes lucen cuerpos nada esbeltos que les impiden inclinarse lo suficiente para llevar a buen término las faenas. Aún así debemos agradecerles, pues gracias al tiempo y el dinero que invierten estos profesionistas, es que no se ha perdido aún una de las mejores tradiciones nacionales.
Si usted viene de visita a la Ciudad de México no deje de acudir al Rancho del Charro Javier Rojo Gómez. El ambiente familiar no impide que pueda degustar una cerveza o la bebida de su preferencia, a precios muy inferiores al de cualquier otra plaza del interior de la República: Un refresco, por ejemplo le cuesta 10 pesos y una cerveza sencilla 25.
Y si usted vive en el Distrito Federal y no ha conoce el Rancho del Charro Javier Rojo Gómez !Que espera! ¿No le parece casi imperdonable no conocer este que es uno de los lugares más felices y folklóricos de la Ciudad de México?
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