martes, 22 de octubre de 2013

En las Cavernas de la SEP

 Diario de un Reportero
En las Cavernas de la SEP
Ramsés Ancira

Reconozco que ostentarse como reportero destraba en México muchas burocracias y ahorra enormidad de tiempo; pero si hacemos eso desaprovechamos la oportunidad de vivir lo que afecta a todos los ciudadanos y de contar historias como esta, que con suerte contribuyan a que en algo mejoren las cosas.
De pronto, al hacer un trámite,  descubren  que mi certificado de secundaria tiene un sencillo error que me han pedido corregir en la Dirección General de Secundarias Diurnas, para lo cual me remiten a una dirección en Arcos de Belen, frente al Registro Civil de la Ciudad de México.
Prevenido de que en México un trámite gubernamental requiere llevar el acta de nacimiento de tu perico y la factura de la lavadora de tu tía, busco en Google la dirección de la oficina de la SEP, para que me informen antes lo que me habrán de pedir: confirmo lo que me parecía obvio: Certificado de Primaria, Acta de Nacimiento, Credencial del  Instituto Federal Electoral y CURP.
En el teléfono del conmutador de la SEP que aparece en Google una grabación me pregunta si conozco el número de la extensión y que si no  espere en la línea o marque 0; como no lo conozco, espero, y lo que ocurre es que otra grabación me dice que mejor me comunique más tarde, la situación se repite a cada rato.
Finalmente me comunico a otro teléfono donde me proporcionan dos extensiones, cuando logro comunicarme a una de ellas, cuelgan.
Llego pues a Arcos de Belen, donde una policía habilitada de publirrelacionista (igual que ocurre en los corralones del Distrito Federal) me atiende con gran amabilidad, me tiende una deslavada fotocopia, me dice que pague 41 pesos en el banco y que acuda con todos los documentos mencionados, con excepción del certificado de primaria que no es necesario, a una dirección cercana al metro Magdalena Mixhuca. Aprovecho para pedirle otro formato para pagar la corrección en el certificado de otro familiar, en el que han cambiado una n por una m, pero ya su generosidad ha sido excesiva y me dice que saque el formato de Internet.
Decido llegar en Metro, caminar por Francisco del Paso y Troncoso hasta encontrar Río Frío, donde existe un mercado de abasto de pollo y doblar por 10 de diciembre. En las calles encuentro grupos de jóvenes que me dan la impresión de halcones de los zetas; pero vencidos los nervios lo realmente molesto es el olor a cadáver putrefacto, quizá de un perro o de ratas. También hay aromas que informan que alguien cerca fuma mariguana, lo que comparado con el olor a muerte hasta resulta un poco refrescante.  La delegación Venustiano Carranza no se molesta mucho en limpiar la zona.
Vencidos los prejuicios, pregunto a un comerciante por donde está la entrada de esta manzana completa donde se alberga una secundaria y oficinas administrativas de la SEP; llego a la puerta correcta, un gentilísimo policía me pide mi credencial de elector  y le hago saber que tal vez me la requieran para el trámite que voy a hacer por lo que le propongo dejar mejor mi licencia. Acepta amable y me dice que no hace falta que mi acompañante haga lo mismo, mi identificación basta para los dos.
Camino por un corredor sin olores molestos, pero me hacen llegar a una oficina donde al transponer el umbral recibo un golpe de calor. Es realmente una covacha. En el piso yace una computadora descompuesta para la que parece no haber sustituto. En la mesa hay decenas de expedientes y certificados sin orden aparente. Cualquier descuido podría hacer que se pierda la vida completa de una persona. He llegado a una de las cavernas de la Secretaría de Educación Pública, similar a la que tienen para dar clases decenas de miles de maestros del país
Mi trámite no puede ser realizado. A pesar de que en el certificado vienen las calificaciones de primero, segundo y tercero, la maestra, quien luego me comentará que está a punto de pedir su jubilación, me dice que es indispensable que presente los certificados de primero y segundo año, lo que de entrada luce muy complicado ya que tendría que acudir al Instituto Queretano, donde estuve becado dos años por los maristas gracias a las altas colegiaturas que pagaban los compañeros que tenían esa posibilidad económica.
Entonces, intuyendo una posible corrupción ante la negativa de darme el certificado por el cual ya pagué, finalmente me identifico como reportero, intento empatizar con las maestras y les digo que... 
- Cómo es posible que trabajen en esas condiciones, ese ventilador no cubre el área de un solo escritorio, menos de cuatro.
Me cuentan que eso es lo menos malo, que lo que más padecen es el invierno, en ese salón improvisado de techo de lámina. Que hace dos años fueron re ubicadas después de un sismo que dañó algunos pisos del edificio de Arcos de Belen. Me muestran una silla sólida cuyo tapiz se ha desgastado, pero que no tiene la ergonomía propia para una oficina en la que se despacha de nueve a cinco. 
- Es la que recibí cuando llegué aquí y la que entregaré, igual, cuando me jubile.
Recibí antes el consejo de un bloggero,  (no para este caso, sino por el robo de mi automóvil por un corsario en grúa, autorizado por la Secretaría de Seguridad Pública del DF que se llevó mi auto con el pretexto de que lo estacioné sobre líneas peatonales, a pesar de que se encontraba cinco metros adelante de la bocacalle más cercana) para el caso es lo mismo:
- Es inútil desgastarse discutiendo con la burocracia. Ármate de paciencia y procura llevar todos los papeles, la mayoría dan hasta cinco vueltas
Resignado tomé mis papeles con la esperanza de que al menos podría conocer como quedó la Secundaria 43 en su nueva ubicación. Estudié en la Justo Sierra, frente al Parque Ajusco, pero en algún momento alguien decidió que la casona porfiriana era demasiado valiosa para ser escuela pública y la convirtió en privada.
Acudí a la Secundaria 43, Justo Sierra, que ahora está ubicada en la calle de Sonora. No me identifique como reportero. El trato fue de excelencia, empezando por el subdirector, que acercó sillas para mi y para mi acompañante. La secretaria, Alejandra, se comprometió a hacer todo lo posible por resolver el problema ahí mismo. Tal vez pueda contarles el desenlace en otro capítulo de este Diario.
Por lo pronto pienso que si estas son las condiciones de la SEP en el Distrito Federal ¿como estarán en estados menos favorecidos? Si algo destrozaron dos gestiones del PAN fue precisamente a la educación. ¿Qué tan mala será la educación pública que los secretarios con hijos en edad escolar preferían llevarlos a escuelas confesionales? Y si es así ¿cómo se van a preocupar por mejorarla?
Como reportero tuve la oportunidad de conocer en Monterrey  a un sicólogo que estuvo muy cercano al ex secretario Reyes Tamez. Este lo envió a cuanto congreso educativo internacional tenía lugar en el planeta para  buscar mecanismos que redujeran la deserción y las bajas calificaciones. Su conclusión fue que en México hay un problema de enfoque. El sistema esta diseñado para que los maestros enseñen, no para que los alumnos aprendan, me decía.
Esto requería un cambio de diseño del modelo educativo, pero Reyes Tamez le dijo que no era posible vencer la burocracia magisterial. Todo lo que el Estado invirtió para la preparación de este psicólogo se perdió para el público contribuyente. Ahora él utiliza estos conocimientos para beneficio de universidades privadas que jamás pagarán el IVA, siquiera para devolverle al Estado el dinero que invirtió en capacitar a este profesional.
Algunas universidades privadas en México tienen excedentes tan enormes, que sus patronos los colocan en bancos extranjeros de los que son inversionistas. Estos bancos son los que provocan suicidios en España y construyen rascacielos en Paseo de la Reforma cuya altura muestra su desafío a la soberanía económica mexicana. Lo que antes fueron oficinas públicas de la Secretaría de Salud, ahora serán de un banco español que cobra intereses de hasta el 180 por ciento anual con las siglas de una financiera no sujeta a las reglas de hacienda. 
Si le busca un poco podría encontrar con que los mismos nombres de los integrantes de patronatos de universidades que hoy se desgarran las vestiduras por el cobro de IVA en colegiaturas de más de dos mil dólares mensuales, son los de los banqueros que tienen en México las más altas utilidades del planeta
Mientras tanto si usted tiene que corregir  una letra o un apellido en su certificado, padezca las consecuencias de un Estado que no tiene o no quiere invertir en las áreas correctas de la educación. Espero que no caiga en la tentación de imprimir uno cualquiera en las imprentas de Santo Domingo. Sí, justo las que se encuentran enfrente del edificio emblemático de la Secretaría de Educación Pública.

Una kathedra en un minuto

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