A la película de Luis Mandoki, Fraude 2006 se le puede acusar de rendir culto a la personalidad, de propaganda política maniquea y de su absoluta parcialidad; pero no se le puede encontrar una sola mentira.
Al hacer Cine, y no periodismo Luis Mandoki se puede dar el lujo de la subjetividad. Un documental que fue financiado por los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador tenía por fuerza que ser proselitista; sin embargo son más sus méritos que sus defectos.
Existe el paradigma de que "La Historia la escriben los vencedores" y López Obrador venció, según las encuestas y la percepción pública, aunque a muchos no nos guste su fundamentalismo y radicalismo, a veces tan dogmático como el de la derecha.
En Fraude 2006 hay una doble escena que afortunadamente escapó a la censura: primero Carlos Salinas de Gortari en un automóvil descubierto rodeado excesivamente de escoltas y soldados y luego Cuauhtémoc Cárdenas, materialmente envuelto entre decenas de miles de personas.
La escena, extraodinaria para quienes padecimos el fraude electoral de 1988, no se repitió en 2006 porque por muy atendibles razones de seguridad, AMLO siempre tuvo el apoyo de vallas y templetes. Imagen importante para quienes descalifican al Ingeniero con el argumento de que solo es un junior y se olvidan que sin Cuauhtémoc Cárdenas no hubiera existido nunca un Andrés Manuel para desaforar.
Hay otras escenas antológicas que confirmarán a Felipe Calderón como presidente ilegítimo por el resto de la historia: Una de ellas cuando el representante del Instituto Federal Electoral anula un voto por el hecho de que la cera del crayón, con la que se cruzó una boleta, manchó al doblarse otro escudo político; otra cuando una votante de origen tabasqueño increpa a otro funcionario del IFE por alterar las cajas que contenían los votos.
Una más, la proyección trigonométrica en la que un científico demuestra que cada voto que se le anuló a López Obrador creció en la Cuenta de Calderón y la escena donde curiosamente docenas de boletas electorales a favor del candidato del PAN aparecen virginalmente lisas y extendidas, lo que demuestra que jamás fueron dobladas para colocarse en urnas.
Existen columnistas como Ciro Gómez Leyva o Adrián Rueda que no le conceden la menor importancia a estas pruebas contundentes. Prefieren denostar a un cineasta mexicano que triunfó en Hollywod, el primero (Ciro) se da el lujo de compararlo con los propagandistas nazis, quizá porque Mandoki utiliza a Bethoven y a Bach, como Leny Riefensthal usó alguna vez a Wagner.
Seguramente muchos pensarán que es una pérdida de tiempo ir a ver una película como Fraude, principalmente porque conocemos de memoria el argumento. Es curioso, quizá por esto es una película tan taquillera: porque en poco menos de dos horas nos hace recrear 19 años de burlas a la voluntad ciudadana, particularmente centradas en el desafuero, la intromisión ilegal de la Iniciativa Privada y la deshonra de 300 diputados, particularmente priistas y panistas que votaron el desafuero por consigna.
Fraude no es una película sobre derrota, también sobre victoria y esto ocurre cuando vemos como la cargada seudolegislativa, con toda su parafernalia y sus millones fue derrotada por la movilización de cientos de miles, incluso antiobradoristas que expresaron con hechos que la canallada disfrazada de desafuero político era una maniobra putrefacta para liberarse de un enemigo político.
El documental de Mandoki deja mucho que desear, no solo por excluir los argumentos de la derecha, sino principalmente porque alarga innecesariamente la entrevista con López Obrador y le da muy poco crédito a muchos otros que colaboraron en su victoria, aunque las instituciones electorales no se la hayan reconocido.
Como La Sombra del Caudillo, Todo el Poder y Un Mundo Felíz, Fraude 2006 es un reflejo de la suciedad política mexicana, pero tiene como ventaja que no recurre a la ficción para mostrarla, es un documental legítimo y es de dudar que exista material suficientemente convincente para elaborar otro documental que lo desmienta.
Además, así como los documentales de Patricio Guzman sobre Salvador Allende evitaron que la ultraderecha chilena volviera el poder, es muy probable que Fraude, cuando mucha gente cuente con la copia doméstica en su poder, sea el filme que impida que el Partido Acción Nacional repita por tercera vez en Los Pinos.
El tiempo dará la respuesta, ojalá que la izquierda sepa encontrar la Unidad de Acción para que no todo se limite a devolverle la batuta a quienes organizaban fraudes antes del PAN y su compañera Elba Esther.
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