viernes, 16 de noviembre de 2007

Sursum Corda, teatro para iletrados en latín



Foto de Georgina Rábago publicada en el periódico La Jornada, en 1971. Héctor Mendoza (derecha)en imagen del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes


Como esta es una nota que seguirán muchos lectores que no sepan o no recuerden sus clases de latín, será bueno iniciar: Sursum Corda es la expresión utilizada en misas católicas cuando el sacerdote exhortaba "Levantemos el Corazón" y los fieles respondían "Lo tenemos levantado hacia el señor".


Héctor Mendoza nos convoca a un escenario mucho más democrático que el de un salón de culto, en el exterior de un cuadrilátero, a reflexionar sobre milagros, fé, casualidades, crecimiento espiritual, amores platónicos, guerra cristera, sexo, afinidad espiritual, celos, odio, ignorancia, fanatismo y solidaridad.

Es una obra donde las ideas que se provocan son mucho menos importantes que la trama. Tal vez por eso algunos espectadores adolescentes ríen desenfrenados, mientras los adultos apenas alcanzan a sonreir mientras están inmersos en pensamientos profundos.


Todo esto en el teatro El Granero, del Centro Cultural del Bosque, con tres actrices soberbias y una de ellas de gran hermosura, becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y con un nombre que un día fue famoso por razones extrañas al teatro, pero no a la cultura : Georgina Rábago.


Luz María Georgina Rábago Pérez era una maestra de literatura amada por sus alumnas. Una de las lecturas que les recomendó fue Aura, de Carlos Fuentes, lo que incomodó al padre de una de sus pupilas de secundaria, Carlos Abascal, por entonces Secretario del Trabajo del presidente Vicente Fox, quien protestó en la escuela Instituto Félix de Jesús Rougier.


La maestra Rábago fue despedida por un párrafo de la novela que dice "Felipe cae sobre el cuerpo desnudo de Aura, sobre sus brazos abiertos, extendidos de un extremo al otro de la cama, igual que el Cristo Negro (...) Aura se abrirá como un altar..."

Hoy Georgina es la presencia central y esencial de Sursum Corda.


Por eso cuando Héctor Mendoza requiere un personaje femenino que recite como poseída a Santa Teresa y tenga la racionalidad para rechazar los milagros de una estudiante de la UNAM, no podía encontrar a nadie mejor que a la ex-maestra de una escuela de monjas, quien a su vez es egresada de la carrera de teatro de la máxima casa de estudios en México.

No es la primera vez que Mendoza trata estos temas, antes lo hizo en De La Naturaleza de los Espíritus definida por alguien como una mezcla entre el cine de Alfred Hitchcock y las películas de fantasmas.


Secretos de familia, Misantropías de Moliére y Juicio Suspendido, figuran entre las obras de Mendoza, uno de los dramaturgos y directores de primer nivel en el México del Siglo XXI.


El vestuario de María y Tolita Figueroa es prácticamente el único recurso con el que cuentan actrices y actores para recrear esa ciudad del bajío mexicano con personajes memorables: Mariana, Eduviges e Hilda; Rodolfo, Alfredo y Teódulo, interpretados por Georgina Rábago, Dora Cordero, Laura Padilla (magistral y para premio) Roberto Soto, Francisco Cardoso y Fernando Escalona, respectivamente.


A pesar de que cada vez más personas conocen la promoción de "Los Jueves al Teatro", que permiten que por 30 pesos asistamos a las mejores producciones del Instituto Nacional de Bellas Artes, encontrar boletos no es nada difícil.


Lo que sí, las temporadas son muy cortas y no hay que esperar demasiado o perderemos uno de los grandes acontecimientos culturales del momento.



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