Trabajo en equipo, esperanza, respeto por las criaturas pequeñas y coexistencia pacífica entre los diversos. Estos son algunos de los valores que divulga El Príncipe Caspian, película de la zaga Las Crónicas de Narnia, la cual no solo desmiente que las segundas partes sean buenas sino que incluso podría superar a su predecesora El Leon, La Bruja y el Ropero.
La película de los Estudios Disney, de más de 100 millones de dólares, hace valer cada moneda del presupuesto; no solo por los más de mil especialistas en dirección de arte, diseño de producción, animadores y camarógrafos digitales, sólo por mencionar el trabajo de los más visibles, sino por un sólido guión y una dirección que permite armar una historia bien contada, con personajes creíbles y sicología acorde a su edad, aun cuando sepamos que es un cuento fantástico.
Con tres años más de edad que en la anterior, Georgie Henley, como Lucy Pevensie; Skandar Keynes en el papel de Edmund, Wiliam Moseley, el Príncipe Peter y Anna Popplewell, Susan Pevensie han madurado física y mentalmente más de lo posible entre el año ficticio que separa la aventura del Ropero y la del Príncipe Caspian. Esta situación hace aun mas interesante la trama si recordamos que antes de volver a su mundo original, los personajes crecieron e incluso gobernaron Narnia.
A los espectadores mexicanos les da gusto ver y escuchar con su voz original, en el doblaje al español, a Damian Alcazar en un papel de villano. Si algo hay que reconocerle a los estudios Disney es el respeto que han mostrado por los talentos de otros países.
Esto también puede apreciarse en la atmósfera de la película, filmada en locaciones de Praga, República Checa, Eslovenia, Nueva Zelanda y Polonia. En el argumento, como en la filmación, personajes de diversas razas tienen que trabajar juntos para lograr el bien común.
Casi dos horas y media de proyección hacen de El Príncipe Caspian, una cinta poco apta para niños inquietos, presentar a los personajes, sus motivaciones y búsqueda representa casi la mitad de la película, una batalla, como en la vida real no decide el triunfo ni la derrota. Los riesgos de la venganza y la perseverancia de la fe no son temas que se resuelvan en unos minutos, no al menos cuando se pretende una película que como todas las de Disney preserve sus valores por el paso de las décadas y si es posible, de los siglos.
Establecido el hecho de que es una película concebida para niños maduros, adolescentes y adultos que no hayan perdido el disfrute de la fantasía y las historias de príncipes, magia y espada, puede resultarle interesante saber que desde los créditos, Andrew Adamson nos presenta una película con estructura clásica que inicia con una emocionante persecusión mientras nos presenta al elenco y los principales técnicos.
Luego vendrán diversas historias paralelas que tomarán su tiempo para enlazarse pero que justificarán plenamente el tiempo invertido para lograr un climax oportuno y un desenlace que nos apresta para conocer la continuación en el 2010.
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