Por Ramsés Ancira. Periodista. Aprendiz de historiador
Como historiador en formación, no tengo elementos suficientes para formular una teoría concluyente, pero tomando en consideración que Cuicuilco significa en Náhuatl "lugar donde se hacen cantos y danzas" y que las estatuillas femeninas lucen delgadas y desnudas, pero no con vientres prominentes como para considerarlas símbolo de fertilidad, me parece que es válido formular esta hipótesis
Cuicuilco, la ciudad parcialmente cubierta por la Villa Olímpica construida en 1968 para alojar deportistas; la que fue sepultada por la explosión del Xitle, y fue asiento de una cultura mil años antes de que llegaran los primitivos, sanguinarios y salvajes aztecas a fundar Tenochtitlán; Cuicuilco, cuyo esplendor pudo haber coincidido con Teotihuacán, también pudo haber sido la mejor zona roja mil 200 años antes del presente...o no.
Algunas de las vistas que encontrarás si visitas Cuicuilco |
Hay en Cuicuilco 2 estatuillas que representan a dos seres humanos en posiciones que en el Siglo XX pudimos conocer gracias a las contorsionistas del Circo Chino de Pekin. Los ojos de las figuras encontradas en Cuicuilco, por cierto, también son oblicuos y rasgados.
Estas pequeñas esculturas (venga y conózcalas en el museo de acceso gratuito) de Cuicuilco pueden hacernos pensar en el kamasutra de la India o en el arte circense, de acuerdo a la formación de cada cual, pero en cualquier caso nos hablan de una civilización que define la cultura de la mejor manera, la que tiene capacidad y tiempo de reírse de sí misma. Al fin y al cabo había frijol, y árboles y maíz para no tener que preocuparse de dónde guarecerse o de qué comer.
A diferencia de lo poco que he conocido de otras piezas en distintos museos arqueológicos, las que se exhiben en Cuicuilco no representan dioses sanguinarios, ni chamanes amenazantes, son figuras sonrientes y alegremente desnudas.
¿Cuántos de los nueve millones de habitantes del Valle de México conocemos Cuicuilco?. Cualquier cifra que se de como aproximada parece pobre. Es un patrimonio cultural de México, pero en particular del Distrito Federal y pocos lo apreciamos. Si fuéramos más, quizá habría una mayor presión al Instituto Nacional de Antropología e Historia para que continúe las investigaciones e incluso, si es necesario realice trabajos en los patios y zonas no construídas de Villa Olímpica.
En Cuicuilco se cantaba, se bailaba y se hacían ejercicios de contorsionismo que revelan que incluso antes de los mayas, había una cultura que hacía del placer y la belleza una civilización extremadamente avanzada.
No son ruinas, son vestigios de culturas que deben envidiarnos en los países más desarrollados del Planeta. Ya quisieran en Estados Unidos tener sitios así con este nivel de conservación. Qué pena por ellos, pero más pena por nosotros si no presumimos lo que nos hace únicos.