Cuando uno entra al palacio de Bellas Artes se tiene la sensación de que si un gran terremoto ocurriera, sería uno de los pocos edificios que quedaría intacto.
Algo hay de ello porque su arquitecto, Adamo Boarí, después de una estructura de acero hizo otra de concreto y luego lo recubrió todo con mármol.
Tanta fuerza no podía menos que representar un problema para el cenagoso terreno sobre el que se construyó , así que su destino manifiesto fue hundirse.
Tanto y a tal grado que durante muchos años, igual que en el recinto del Fantasma de la Ópera, durante muchos años se conservó una lancha con todo y remos que contaban llegó a usarse en alguna inundación.
Todas las artes son mostradas en este recinto, casi con la única excepción del teatro que suele ser olvidado hasta por lustros. Hay una razón para ello, la acústica que es excepcional para la música, no tiene el mismo valor para la voz humana, mucho menos desde que la técnica actoral no permite declamar solemnemente los parlamentos, a menos que sean clásicos de siglos pasados.
Esto fue explicado por Luis de Tavira, Enrique Singer y Alejandro Luna, en una extraordinaria conferencia realizada el 21 de mayo de 2014, precisamente en el marco del octogésimo aniversario de uno de los edificios más felices de la Ciudad de México, un lugar que muchos consideramos el primer recuerdo de nuestra infancia.
Las celebraciones incluyen abonos para diversos eventos temáticos. En el enlace a continuación encontrará la información completa
http://www.bellasartes.gob.mx/80aniversario/
