Diario de un Reportero
Ramsés Ancira
Un fantasma recorre México, el fantasma de la
desconfianza en el gobierno por la reconstrucción tras los sismos. A ese espíritu
se está sumando el PRI con sus presiones para despedir a comunicadores
indispuestos a aceptar su demagogia, e
incluso algunas trasnacionales, con donativos que, aunque millonarios, resultan
casi ridículos en comparación con sus ingresos e incluso comparados con los de empresas y particulares
que, con menos plusvalía o incluso ninguna, aportaron mucho más.
Los 20 millones de pesos anunciados por Bancomer para la reconstrucción de las
escuelas, aportan menos que el daño que causa su rascacielos en Paseo de la
Reforma; e impide que llegue a las escuelas de Iztapalapa,
el agua para que funcionen los baños. Los
donativos de Wall Mart, según el especialista Enrique Bonilla, serían mucho
mejor empleados si tuvieran la decencia de pagarle un sueldo a los empacadores
y “viene, viene” de sus estacionamientos, política que sí aplican en Corea del
Sur y Alemania, pero no en México.
Ricardo Raphael y Amparo Casar cobraban, entre los dos,
tres mil pesos al mes. El periódico New York Times, con datos de la
organización no Gubernamental FUNDAR, estima en 7 millones de pesos la
publicidad otorgada por gobiernos priistas para Núcleo Radio Mil. De esta empresa fueron despedidos por
considerar una farsa el anuncio del PRI de renunciar a prerrogativas por 200
millones de pesos, cuando solo en la Cámara de Diputados disponen de un
presupuesto de más de 3 mil millones de pesos anuales, sin contar lo que les
ingresa a través de la Cámara de Senadores, ni las “donaciones” de sus
gobernadores, aunque ¡claro! estas últimas no trascienden hasta que estos son
procesados penalmente , como ocurrió con los Duarte, jefes del ejecutivo
estatal, uno de Veracruz y el otro de Chihuahua.
Consideremos que si fuera válido el argumento de que
Amparo Casar y Ricardo Raphael tenían que salir del noticiario Enfoque “por no
ser rentables al noticiario”, con los siete millones de pesos anuales que recibe
la empresa de publicidad gubernamental, hubiera
alcanzado para pagarles a ambos el sueldo durante 2 mil 333 meses, equivalentes
a los próximos 194 años.
A casi un mes del terremoto del 19 de septiembre de
2017, el gobierno federal y el de la Ciudad de México nos siguen debiendo un
estado de cuenta preciso de las empresas que pudieran tener responsabilidad en
los derrumbes de edificios; pero el
silencio es aún más sospechoso en torno
al inmueble ubicado en Chimalpopoca y Bolivar, donde nos narran testigos
presenciales, fueron desgarradores los gritos de las mujeres atrapadas, pero
nadie ha dicho cuántas fueron rescatadas con vida, cuantas murieron, cuántas
llegaron a hospitales y en qué condiciones fueron dadas de alta si esto así
ocurrió.
En 1985, un lugar emblemático de entre los cientos de
edificios derrumbados fue el de la maquiladora de pantalones Topeka.
Emblemático porque los accesos eran controlados con torniquete y las ventanas
estaban alambradas supuestamente para evitar que se robaran hilos o mercancía.
También porque de este lugar, donde llegó más tarde el auxilio, fue rescatado
el último de los sobrevivientes de aquel 19 de septiembre.
Según reportes del portal informativo Sin Embargo, en
este inmueble de Bolívar esquina Chimalpopoca existían tres empresas, dos
relacionadas con la confección de ropa y otra de juguetes. Una fotografía de
Google Maps de antes de este 19 de
septiembre de 2017 nos da cuenta de antenas que coronaban el edificio.
La fachada de un edificio moderno... |
El columnista Alberto Najar apuntó en columna del
pasado 26 de septiembre: “Pero en este caso la confusión es mayor, porque no se
sabe realmente lo que sucedía en el inmueble, envuelto en el misterio. En su
fachada no había un solo letrero, anuncio o señal alguna. Tan sólo las puertas,
un estacionamiento y cristales oscuros”.
Ha trascendido que el edificio aparece registrado a nombre de una secretaría
de estado pero ¿entonces porque lo utilizaban empresas particulares? ¿Por qué
la prisa en retirar los escombros?
...con una apariencia de descuido detrás de los cristales |
..
Responsabilidades ciudadanas
Para que en el saldo de los sismos no deje de haber
aprendizaje, es necesario recordar algo de historia. Se nos olvida o francamente
nunca aprendimos, que Tenochtitlán se perdió en una batalla naval. Que Cortés
mandó a construir bergantines con los que avanzó desde el sur a lo que ahora es
el Centro Histórico. La altura de los barcos en comparación con las canoas,
sumado a los cañones y a la epidemia de viruela que se desató entre la
población sin defensas ante el virus, la cual mató incluso a Cuitláhuac, jefe
de los defensores, fueron factores de la consumación de la conquista.
Pues bien, existe la hipótesis de que gran parte de
los edificios derruidos se encontraban en lo que sería la costa de ese lago de Anáhuac.
Ondas de ida y vuelta, que al chocar impactaron esas construcciones en las
orillas de la antigua Ribera, desde Xochimilco en el Sur hasta la Roma-Condesa
al centro poniente y Canal de Miramontes al Oriente. Esto sin perjuicio de que
haya daños hasta Tláhuac, al Este de la Capital, donde también existían, y
hasta la fecha hay vestigios de lagos.
Existe la idea de que cuando se trata de edificios de
más de tres pisos, hay más peligro para los construidos recientemente que para
los que han resistido décadas. Una excepción fue el de los condominios de
Tlalpan ¿qué pasó entonces ahí?
Pues resulta que en las últimas cinco décadas ya sea
porque se unieron departamentos contiguos; por el capricho de algunos
propietarios o por otras razones se derribaron muros de carga que debilitaron
la estructura, al menos del edificio que colapsó. Otros dejaron de ocupar los
departamentos y los emplearon como bodegas de libros que en conjunto resultaban
más pesados que si un grupo normal de personas los habitara y tampoco faltaban
acumuladores, esas personas cuyo síndrome se distingue por no tirar nada,
incluyendo gatos muertos. Agréguense las fugas de agua y la falta de
impermeabilización, que según algunos
vecinos, cuando llovía, resultaba notorio en el interior del edificio de
departamentos.
Ambición, especulación, el hecho de que las
delegaciones cobran más caras las licencias de construcción mientras más grande
sea la edificación - y también sube el monto de la corrupción- fueron algunos de los factores
que explican los saldos en la Ciudad de México.