Por Ramsés Ancira
Fundaciones hay muchas, de hecho es la forma que han adoptado grandes corporativos para reducir impuestos o ganar buena fama en la comunidad; pero este proyecto realmente nos emocionó y nos convenció.
Ya hay buenos antecedentes de Cinépolis por su participación con la comunidad. El más claro y amplio es la tarjeta Capital Social, ya que sus complejos en la Ciudad de México son los únicos que cooperan con el Gobierno del Distrito Federal para que todos los usuarios puedan ver una película de estreno al mes. - Por supuesto algo que no podríamos esperar de German Larrea, Grupo México y su Cinemex-
Luego, destaca de Cinépolis la iniciativa para operar de cataratas a personas de bajos recursos económicos. Eso que estaba suspendido desde que a nuestro gobierno federal le horrorizó que Hugo Chávez se hiciera cargo de los enfermos mexicanos a quienes el Estado Mexicano no atiende.
En el plano cultural el Festival de Cine de Morelia es otro de los grandes méritos de Cinépolis, de la misma manera que los festivales de cine de derechos humanos o la exhibición dedocumentales de Ambulante, La Muestra Internacional de Cine, el Tour de Cine Francés...entre otros.
En estos días fuimos convocados al Patio Santa Fe ¡Horror fue nuestra primera reacción! Ir a ese sub mundo de la capital todavía en hora pico, con camiones atiborrados y...Para que detenernos en lo malo cuando lo que vino después fue glorioso.
Primero escuchamos a varios profesionistas jóvenes explicarnos su idea de que grandes historias cinematográficas pueden transformar vidas. Luego vimos un documentalito acerca de las burlas que recibía un indígena que siempre estaba acompañado de pájaros. Después de que los niños ven la película animada Río, entienden a su singular vecino.
Más tarde Adal Ramones presentó un testimonio personal de como su padre lo hizo enamorar del cine y habló de como lo impresionó una película, El Festin de Babette, donde una cocinera de clase mundial se esmera por ofrecer un agasajo a los habitantes de un pequeño pueblo europeo.
Para Mauricio Clarck, en otro testimonio filmado, la homosexualidad era su trauma hasta que se vio reflejado en un alcohólico interpretado por Denzel Washington, que lo hizo retirarse de la farmacodependencia y aceptar sus preferencias sexuales.
Luego, los jóvenes de la fundación nos invitaron a los blogueros a repartir palomitas y refrescos a cientos de niños y adultos, algunos con síndrome de Down, otros con retraso mental, que tal vez por primera vez acudían al cine.
Pudimos comprobar lo que estudios científicos verificados en Nueva York nos han hecho saber: (gracias a otro documental que exhibió recientemente canal 11) la forma más inmediata de ser feliz es procurar la felicidad de otros. Entregar en mano de una niña de siete años un vaso de refresco y otro de palomitas, escucharle dar las gracias y observar la misma reacción de una persona de la tercera edad o de un muchacho en rehabilitación social fue ¿cómo decirlo en términos de película? ¡Supercalifragílísticoespialidoso!
La película que vino después no podía ser mejor seleccionada, el Libro de la Vida, que cuenta la historia de un país que se encuentra en el Centro del Universo, México, de un torero que no quiere matar toros y de como solo se muere lo que se olvida.
De siete, de 17 o de 72, desde todas las edades vinieron los aplausos al término de la película. Espontáneos, alegres, sin miedo al ridículo o al que dirán.
Nunca sabremos cuantas historias cambiará para bien esa mañana de matiné.
No acaba ahí la historia. Termina con una invitación para usted, si conoce a un grupo de jóvenes que vive en las calles o a niños que nunca han ido a un cine, u otro grupo vulnerable, vaya a cualquier Cinépolis y dígales que quiere llevarlos. La empresa invita y usted mismo, gentil lector(a) tendrá una historia que cambiará su historia