Más del 70 por ciento de los estadounidenses ya repudian por estas fechas al presidente George W. Bush. Parece tarde cuando un millón de personas han dejado de existir por su estrategia de controlar el petróleo asiático, sin embargo el cambio de percepción en mucho se debe al cine de Hollywood.
Iron Man es una película de guerra que habla contra la guerra y se sitúa ni mas ni menos que en Afganistan, donde un científico arabe será el encargado de cambiar la percepción sobre los negocios y la vida de Tony Stark, personaje de Stan Lee, inspirado en Howard Hughes, el empresario playboy que inventó los aviones Hércules.
El director de Iron Man, Jon Fabreau no estudió cine como su profesión más importante, sino ciencias, esto contribuye a un guion en el que se resalta que el éxito no es producto de la casualidad, ni siquiera en las historietas, sino de una serie de ensayos y errores.
Robert Downey Jr se interpreta un poco a sí mismo en esta película. El actor, que ganó el Oscar por interpretar a Chaplin en 1992, igual que Tony Stark en Iron Man, resultaba un sujeto manipulable al que controlaban y explotaban los vendedores de drogas;mientras que el ficticio creador del hombre de hierro es manipulado por los traficantes de armas.
De verdad de premio resulta la actuación de Jeff Bridges, el otoñal galán de pelo largo quien ahora calvo está irreconocible en la caracterización de Obadiah Stane, el hombre fuerte de las empresas Stark.
En tanto que Gwineth Paltrow, la extraodinaria protagonista de Shakespeare Enamorado, aquí en el papel de Virgina Potts, encarna a una mujer a la vez frágil e inteligente. La escena de amor en el balcón de un edificio, es quizá la más convincente de cualquiera que se haya filmado en una película de superhéroes.
Seguramente Iron Man ha sido de los personajes de historieta menos atractivos para los lectores mexicanos, pero después de esta película podría ser el más interesante, sobre todo si se continua en la línea de mensaje político que le han impreso los guionistas Mark Fergus y Hawk Ostby, los mismos de Hijos del Hombre (Alfonso Cuarón, 2006)
Ojalá que en México tuvieramos giuonistas que emplearan el cine para denunciar, como lo hace Iron Man, a los agentes de ventas de las compañías de la guerra que además cobran como funcionarios públicos a nivel de secretarios de Estado.
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